Planta de recogida de almidón de Paturpat S.Coop.

Paturpat invierte 12 millones para adecuar su planta productiva

La fiel apuesta que tiene Paturpat por la innovación, la mejora continua y la elaboración de nuevas recetas le ha llevado a acometer durante el periodo 2024-2025 una inversión  de más de 12 millones de euros en las obras de adecuación de sus instalaciones de Júndiz y para la puesta en marcha de su tercera línea de producción. Esta nueva línea con una capacidad superior a las dos existentes permitirá duplicar la capacidad industrial en Paturpat, además de mejorar la eficiencia productiva y la ergonomía de los puestos de trabajo.

“Las obras empezaron en marzo de este año y, aunque están siendo unos meses complicados por la adecuación de nuestro ritmo productivo a los trabajos de acondicionamiento de las instalaciones, todo transcurre según lo previsto, por lo que estimamos que para mayo de 2025 ya estemos funcionando con esta tercera línea”, explica Koldo López de Robles, gerente de Paturpat.

Y es que la rápida evolución que está viviendo la cooperativa está siendo muy satisfactoria y alentadora. Creada en el año 2016 tras una intensa labor de investigación con personal propio y el apoyo de centros tecnológicos de referencia en el sector agroalimentario, la filial de la cooperativa alavesa Udapa sigue conquistando nuevos mercados con sus patatas cocidas al vapor listas para su consumo. El ejercicio 2023 fue positivo para la procesadora de patatas con importantes tasas de crecimiento tanto en volumen como en valor; y las previsiones para este 2024 también apuntan a que va a seguir por este camino, si bien no se esperan alcanzar cifras tan altas como el año anterior.

“La demanda de productos listos para cocinar está aumentando, y nosotros deseamos estar bien posicionados para seguir satisfaciendo este tipo de necesidades. Queremos seguir siendo proveedores alineados y de confianza para la industria alimentaria y las y los consumidores que buscan soluciones rápidas y fáciles de cocinar con la patata como principal protagonista”, asegura López de Robles.

 

Apuesta por la economía circular

En paralelo a las citadas obras, Paturpat también acaba de poner en marcha una nueva instalación que le permitirá recuperar el almidón del agua de procesado y de los trozos de patata rechazados en la planta, para así poder destinar este subproducto a otras industrias (como pueden ser las del sector del packaging, del químico o del farmacéutico). Esta nueva instalación se ha llevado a cabo gracias a la participación de la cooperativa alavesa en BRILIAN, un proyecto europeo sobre economía circular.

El proyecto BRILIAN ha sido concebido para apoyar la adopción de modelos de negocios sostenibles y cooperativos en las zonas rurales con el propósito de fomentar su desarrollo económico y social. Para ello, junto con el proyecto piloto español que se está llevando a cabo en Paturpat y en otros centros de investigación en torno a la patata, paralelamente en Italia y Dinamarca también se están analizando el desarrollo de otros modelos de negocio sostenibles que tienen como base otras materias primas como son el cardo, el cártamo, el girasol o la colza.

Y es que este ambicioso proyecto de 4 años de duración en el que forman parte 13 entidades de 6 países diferentes, cuenta con un presupuesto superior a 6 millones de euros y está cofinanciado por la iniciativa conjunta Circular Bio-based Europe (CBE) en el marco del programa europeo para la innovación e investigación ‘Horizonte Europa 2021-2027’(HE).

Con todo, desde Paturpat se muestran muy satisfechos con la instalación de este nuevo sistema de recogida, ya que gracias a él están revalorizando ese almidón que hasta ahora se desechaba. “Llevamos pocas semanas con la instalación en marcha y todavía nos quedan por hacer algunos ajustes para lograr que el subproducto que recuperamos tenga la calidad deseada. Una vez que consigamos ese resultado óptimo que buscamos, diversas industrias podrán utilizarlo como ingrediente en sus procesos, y nosotros habremos logrado reducir significativamente el vertido de materia orgánica que generamos en nuestra actividad diaria”, comenta López de Robles.